Entre los años 2009 y 2004, la mayoría de los enfrentamientos y ataques que acontecieron en más de 70 países, incluyendo privación de la libertad como suma violencia, han sido la consecuencia de un pedido de educación.
Por cierto, hubieron ataques y hay muy agraves como también 300 estudiantes privados de su libertad en Nigeria, y luego en Pakistán es muy escasa la cantidad de niñas que no logran obtener acceso a la educación y este es una tema que las obsesiona, que no soportan, y de allí que se haya librado esta fuerte lucha.
También es verdad que muchos de estos enfrentamientos que se llevan a cabo, se realizan en base a la religión que profesan, o bien a la cultura de cada país como en algunos casos, por estar ciertos niños rodeados de otros jóvenes que no tienen el mismo objetivo y que se suman por el simple hecho de participar produciendo más inconvenientes.
Sea como fuere, el problema radica en que los enfrentamientos, la lucha van en aumento constante, y a este conflicto se suma un tercer país como es Afganistán en donde ya han secuestrado a niñas en el año 2013 y que lamentablemente fueron abusadas sin piedad alguna, y luego obligadas a contrae matrimonio con combatientes de al Shabaad. Un hecho tremendo al cual no se le puede encontrar una explicación. Todo es aberrante e injusto.
La pregunta es ¿por qué este tipo de taques hacia niñas tan pequeñas que reclaman nada más y nada menos que educación? La respuesta es que cuando suceden estos ataques de lucha, están en juego allí en la misma la violencia, la desigualdad y la terrible discriminación que siempre ha existido.
A pesar de las consecuencias, estas niñas continúan la batalla y no se rinden, muy por el contrario, continúan enfrentándose sin temor para lograr su cometido que es justo por cierto. Acontecimientos que no dejan de atemorizar, conmover y de alarmar a todos los países.
Las explicaciones y argumentos por parte de la población de los países mencionados, es que las niñas no deben tener acceso a la escuela pero sí al trabajo, a aquellos más duros y penosos que pueden realizar, y como bien se sabe hacer trabajar a un niño o niña no es más que una injusta explotación.
Otros ataques sin embargo, se deben a que las autoridades no aceptan la educación para niñas puesto que piensan que en la escuela obtendrán una reforma mental que las llevaría hacia el mundo occidental.
Sin duda alguna, se trata de problemas sociales que se hallan fuertemente arraigados a la cultura de estos países pero a los cuales se les debe encontrar una solución.